Cuando tomamos la decisión de tener un cachorro, lo más normal es empezar a interesarte por su alimentación, vacunas…y en algunos casos también por la educación.

Pero rara vez la preocupación está en las consecuencias de separar de forma muy temprana al cachorro de la madre.

Por desgracia todavía hay mucho desconocimiento sobre este asunto, y es muy común ver a personas con sus cachorros con menos de 2 meses ya en casa (en algunos casos incluso con sólo 1 mes).

Las razones para ello son muchas:  personas irresponsables que crían en casa con sus propios perros y luego tienen prisa por sacárselos de encima, camadas encontradas tiradas en la calle, cachorros nacidos en protectoras que también se entregan demasiado rápido, y también las prisas de algunas personas por tener cuanto antes al cachorro en casa.

Si tienes la oportunidad de poder elegir el momento en el que te llevas a tu cachorro a casa, por favor, no lo hagas antes de los 2 meses como mínimo; aunque siempre recomiendo que sea al menos, hasta los 2,5 meses.

Las prisas por tener a la bolita de pelo en casa porque si esperas demasiado se pierde la “gracia” del cachorro, tiene malas consecuencias para el perro, y si de verdad nos importa su bienestar, no deberíamos tener prisa.

Detrás de muchos problemas de comportamiento que trabajo está la separación temprana de la madre, que si bien no es el único motivo de ese comportamiento, sí lo acentúa muchísimo haciendo que se complique bastante su rehabilitación.

¿Por qué hay que esperar hasta pasadas las 8 semanas?
Desde las 2 semanas el cachorro aprende a socializarse y comunicarse con su madre y hermanos, y lo que aprende con ellos no lo puede aprender fuera, sobre todo si no convive con ningún otro perro. Durante esta etapa el cachorro está en las mejores condiciones para aceptar e integrar nuevas experiencias con un miedo mínimo.

A más a más, luego te recomendarán que no saques al cachorro hasta los 3,5 meses o 4 por la vacunación, con lo cual ya has perdido toda la etapa más importante y crucial.

Hemos de pensar que las experiencias que tenga nuestro cachorro en este período tan sensible tienen una capacidad muy importante de modificar su cerebro.

Lo que experimente (o no experimente) durante este período tiene un impacto profundo en su carácter, temperamento y comportamiento de adulto, sin olvidar también la etapa de socialización (hasta los 4 meses aprox).

Y ahora que lo he comentado, vamos a entrar de lleno en las consecuencias en el carácter, temperamento y comportamiento si lo separamos muy temprano de la madre.

Hay un estudio italiano que se realizó (Prevalence of owner-reported behaviours in dogs separated from the litter at two different ages) donde se comentan las diferencias más importantes en el comportamiento de perros adultos separados de forma prematura de la madre frente a aquellos quienes permanecieron con sus madres y hermanos hasta los 2 meses de edad.

Cuando un cachorro está con la madre y hermanos durante la primera etapa de socialización (desde las 2,5 semanas hasta las 8 semanas), será capaz de aprender el desarrollo y parte de las habilidades sociales de perro a perro.

Aquí quiero hacer un breve inciso: estamos hablando de más probabilidad de sufrir estas alteraciones en el comportamiento, no de que sea una regla fija, ya que en el comportamiento del perro influye una combinación de genética, entorno y experiencia.

Así, los resultados fueron que, los perros separados de forma prematura de la madre y hermanos, tenían más probabilidad de tener:

Problemas de posesión con juguetes y comida
Miedo a los desconocidos
Agresividad con otros perros
Baja tolerancia a la frustración
Poca inhibición de la mordida
Ladrido excesivo
Miedo y/o ansiedad durante los paseos
Hiperactividad
Comportamientos destructivos en casa
Ansiedad por separación
Inseguridad en la interacción con otros perros
Aquí quiero hacer otro inciso…los perros comprados en tiendas tienen mucha más probabilidades de sufrir todo lo anterior y mucho más acentuado, porque por regla general son separados de forma temprana de la madre y encima pasan días, semanas o meses encerrados en un acuario totalmente aislados.

Mi recomendación siempre será que JAMÁS compres un perro en una tienda, no le estás ayudando sino todo lo contrario, estarás alimentando el negocio.

Personalmente, los problemas más comunes y habituales que me he encontrado derivados de una separación temprana de la madre son:

Problemas de posesión con juguetes y comida
Baja tolerancia a la frustración
Poca inhibición de la mordida
Inseguridad / Miedos
Inseguridad en la interacción con otros perros
Dicho todo esto, es recomendable que intentes no llevarte nunca a tu cachorro antes de las 8 semanas, y si puedes esperarte a las 10 semanas le estarás haciendo un gran favor al equilibrio psicológico del cachorro. No tengas prisa, no seas caprichoso.

Por otro lado, si no hay más remedio porque las circunstancias son las que son, no esperes a que lleguen los problemas. Ponte a trabajar esas posibles carencias tan pronto el cachorro llegue a tu casa, déjate asesorar por un profesional de la Psicología Canina para prevenir futuros problemas de comportamiento, lo agradecerás a medio plazo.

Si esperas a que sea adolescente o adulto para trabajarlo, te aseguro que o bien va a costar muchísimo más o bien poca solución tendrá salvo reducir quizás la intensidad.

Impronta
Con cachorros separados de la madre al nacer tenemos que tener en cuenta la impronta o imprintig. Konrad Lorenz lo describió en 1973 como “una forma primitiva de aprendizaje con un fuerte componente innato, a través de la cual los neonatos aprenden a reconocer, aproximarse y seguir al primer objeto relativamente grande, cercano y con determinada morfología, que ven en movimiento en su proximidad”.

Este proceso es irreversible y se produce sólo durante un período sensible; en perros va desde que abren los ojos (7-10 días), que es cuando comienzan a guiarse por los estímulos visuales.

Gracias al proceso de impronta fijan la imagen de una figura adulta, que no necesariamente tiene que ser su madre u otro perro, también puede ser una persona, y la toman como referencia a la que siguen a todas partes.

Si un cachorro es huérfano y es criado a biberón por una persona, la impronta será con esa persona principalmente, y tendrá consecuencias en la vida adulta con otros congéneres tales como agresión por miedo o predatoria, o no dejarse montar (ni montar) por otros perros, ya que puede no reconocerlos como de su especie y sólo reconocerá al humano como tal.

Evidentemente, si te encuentras en el último grupo comentado tienes que afanarte mucho en la socialización del cachorro desde bien temprano, y aún así puede tener bastantes dificultades para tener unas correctas habilidades sociales con otros perros.

Fuente: https://institutodogcoaching.com

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